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FAMILIA

Sí, aún puedes recuperar lo que perdiste

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La Biblia es un libro lleno de esperanza. Nos da esperanza porque nos muestra muchas vidas que, al igual que las nuestras, lidiaron con debilidades, desafíos que enfrentar, y tal vez vivieron muchos momentos de incertidumbre. Sin embargo, nos muestra lo que sucede cuando alguien pone su fe en el Señor. 

Rut fue una mujer que de un momento a otro perdió todo lo que tenía: su esposo, su casa, su tierra. Tal vez no estés pasando por todo lo que ella pasó, pero si perdiste tiempo, gozo, o sueños. De pronto fue una mala decisión que tomaste y hoy estás viviendo las consecuencias de esto. O tal vez llegó la enfermedad a tu hogar y se llevó a un ser querido, o aún, han sido las dificultades financieras que has tenido que enfrentar. 

Recuerda, una de las mentiras del enemigo es hacerte creer que ya es muy tarde para alcanzar un sueño o para restaurar una relación. ¡Dios en un momento lo puede cambiar todo, para Él no hay nada imposible!

Rut nos enseña cómo levantarnos en medio de la prueba. Su actitud frente a la adversidad es admirable, su tenacidad para encontrar una razón por la cual soñar es ejemplar. Veamos algunas de las cosas que Rut nos dejó como lección a nosotras: 

  • Tener una fe clara

“Y Rut la moabita dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo, y recogeré espigas en pos de aquel a cuyos ojos hallare gracia. Y ella le respondió: Ve, hija mía.” (Rut 2:2) 

Su viaje empezó y terminó por fe. Ella no sabía a quién encontraría en el camino, pero sí sabía que iba a hallar gracia delante de alguien. Rut nos enseña que los momentos de dificultad no deben ser excusa para permitir el pesimismo. Su fe la llevó a tener una expectativa de qué nuevas puertas se abrirán para su vida. 

  •  Dejar a un lado la autocompasión

Para Rut lo más fácil era creer lo que tal vez muchas personas decían de ella: pobrecita. Ella nunca permitió que sus circunstancias hundieran sus sueños, y logró llegar a este nuevo lugar poniendo su mirada en lo que tenía por delante.

Creo que uno de los mayores frenos que puede venir a alguien es cuando aceptamos pensamientos de ‘pobrecita yo.’ El peligro con esto es que hace que la persona quede estacionada en el pasado. Rut dejó en Moab sus vestidos de luto y llegó a una nueva nación con un vestido nuevo: esfuerzo y trabajo. Creyendo que vendría la recompensa a su vida. 

“Y ha dicho: Te ruego que me dejes recoger y juntar tras los segadores entre las gavillas. Entró, pues, y está desde por la mañana hasta ahora, sin descansar ni aun por un momento. (Rut 2:7) 

Me impacta su tenacidad y determinación. Su actitud positiva la llevó a dar lo mejor de sí. Y creo que esto es lo que hacemos cuando colocamos la mirada en las promesas y en nuestro creador. No te quedes llorando por lo que pasó o no pasó. Te motivo a que aprendas de Rut, y hoy te levantes, mires las promesas y trabaja por alcanzarlas.  

 

  • Refugiarnos en Dios

“Y respondiendo Booz, le dijo: He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde naciste, has venido a un pueblo que no conociste antes. Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte(Rut 2:11-12). 

  

Rut, en medio de la dificultad, aprendió a refugiarse en Dios. Hay mujeres que en la dificultad se refugian en la televisión, o tal vez en la comida, otras en el deporte. Esto puede llegar a convertirse en obsesiones simplemente por ‘distraer’ la mente del problema o la dificultad.  

Rut fue una mujer que pasó por una de las mayores pruebas, la pérdida de su marido. Su mundo dio vueltas de un momento a otro, pero en su momento de mayor dificultad, ella supo ir al lugar correcto, y se refugió bajo las alas de Jehová. 

Te invito a que esta misma semana hagas algo: 

  1.     Refúgiate cada mañana en Dios a través de la oración. 
  2.     Busca una promesa específica para tu vida y tu familia. 
  3.     Reclama y declara esa promesa todos los días de tu vida. 
  4.     Cree y descansa en Dios. Si tú lo buscas, lo hallarás. 

Hasta la próxima, 

Manuela H. 

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