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FE


Buscando una descendencia

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Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

Juan 17:21-23

Dios me mostró que la base de mi matrimonio debía ser la unidad con mi esposo. Me impacta esta palabra porque la misma unidad se escribe como gloria, algo especial, como el poder de Dios desatado sobre un hogar. También es una manera de testificar a los que no conocen de Cristo que hay un Dios real. Es uno de los mayores testimonios que podamos dar. Esto se aplica no solo al matrimonio, sino a un hogar, una iglesia, o una comunidad. Hay un poder muy grande en la unidad.

El principio de la unidad es muy poderoso, mira lo que dijo el mismo señor Jesús:

“Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer”.

Lo que más debemos cuidar dentro del matrimonio es la unidad.

Dios también nos empezó a enseñar que el matrimonio va mucho más allá de hacernos felices mutuamente. Entendimos que Dios diseñó y planeó todo en nosotros, pero lo hizo con un propósito muy específico: levantar una descendencia para Él. Esto es lo que Él busca cuando une a dos personas. Busca parejas que puedan crear un ambiente para que los hijos crezcan en el temor de Dios, busca generaciones enteras que desde su niñez sean apartados para él. Así que aceptamos el llamado y desde ese momento la perspectiva de nuestro hogar cambió. Esto hizo que nuestras prioridades fueran muy claras y por encima de levantar un ministerio o diferentes proyectos, nuestro sueño es levantar una descendencia para Dios; ¡anhelamos hijos que amen a Dios con todas sus fuerzas, que decidan servirle y hasta dar sus vidas por aquel que nos ha dado la vida!

Hace algunos años escuché el testimonio de un hombre que me marcó mucho. Se llamaba George McCluskey y se determinó a hacer algo en los últimos años de su vida: sembrar en el lugar secreto para sus futuras generaciones.

¿Cómo lo hizo? En las últimas décadas de su vida se determinó a orar específicamente por el bien espiritual de sus hijos y por los que habrían de venir después de ellos. Dedicó una hora al día para hacer esto. Al final de su vida él dijo que el Señor le había hecho una promesa muy inusual, Dios le había asegurado que cada miembro de su familia en las siguientes cuatro generaciones sería cristiano. Hoy, 80 años después, esta promesa se ha cumplido. Su bisnieto, James Dobson, en su libro “Su legado”, comparte cómo cuatro generaciones de cristianos se han levantado como resultado de este hombre de fe.

La Biblia menciona a un hombre sencillo y humilde del cual Dios se agradó. Lo escogió para hacer de él una nación grande y desató una promesa sobre su descendencia. En una ocasión le dijo:

“Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”.

Todos conocemos a Abraham como el padre de la fe. Al estudiar su vida, entendí la característica que hizo a Abraham diferente de todos sus contemporáneos.

Génesis 18:17-19 dice:

Jehová dijo: ¿encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra? Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él”

Abraham logró entender lo que había en el corazón de Dios. Si en este momento estás pasando por una etapa en la que no has podido tener hijos, no pierdas la fe, el señor tiene un regalo para ti. Busca su propósito en tu vida, persevera en la fe, y crees en la promesa que le dio a Sara y Abraham porque también es para ti.

Comienza a orar una hora al día por tu descendencia, empieza a trabajar en la visualización, trabaja en tu fe a través de la palabra, Y juntas celebraremos muy pronto a tu descendencia.

Nota: Este blog hace parte del libro de Manuela Harding “En búsqueda de lo que Dios busca”. Puedes conocerlo tocando aquí.

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