El mejor método de enseñanza: el ejemplo

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“Dios y ustedes son testigos de que nos comportamos con ustedes los creyentes en una forma santa, justa e irreprochable.” (1 Tesalonicenses 2:10)

Cuando leía este pasaje recordaba la descripción de Zacarías y Elisabeth. Un matrimonio ejemplar que quedó registrado en la Palabra. Podemos ver en ellos estas tres características que menciona Pablo: “ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor” (Lucas 1:6). Creo que esta fue la razón por la que lograron ser tan efectivos educando a su hijo Juan.

¿Cuál fue la justicia de ellos? Hay un pasaje que dice que el justo vivirá por la fe (Hebreos 10:38), y creo que este es el ejemplo de esta pareja. Lograron caminar sobre las promesas de Dios. Hace poco me enteré de que este fue el verso rhema del matrimonio de mis padres. Cuando mi mamá conoció a mi papá, él no tenía absolutamente nada, ¡sólo fe! Para mi abuelo fue muy difícil al inicio aceptar el matrimonio de su hija amada con un joven que lo único que tenía era una biblia debajo de su brazo. Sin embargo, ambos decidieron hacer de la Palabra de Dios el mapa de sus vidas. Decidieron que cada decisión sería respaldada por los mandamientos divinos. Esta actitud logró transmitir una fe viva a sus generaciones.

Esto nos lleva a analizar un segundo principio de Zacarías y Elisabeth: su consagración a Dios les llevó a levantar a un hijo consagrado para Dios. Andrew Murray dijo lo siguiente: “cuando Dios quiere levantar hijos santos, Él busca padre santos” (How To Raise Children For Christ pg. 165). Por tal razón, si los padres no están consagrados totalmente a Dios, el discipulado correcto a los hijos no se logrará llevar a cabo.

Zacarías y Elisabeth no sólo andaban justamente, sino que también eran irreprensibles. Al estudiar esta palabra, me encontré con un pasaje que describe a un hombre conocido por su corazón conforme al de Dios, un hombre intachable: el rey David. Mira lo que las personas decían de él: “¿no es este David, el siervo de Saúl rey de Israel, que ha estado conmigo por días y años, y no he hallado falta en él desde el día que se pasó a mí hasta hoy?” 1 Samuel 29:3b. El ser irreprensible equivale a llevar un testimonio impecable, libre de argumentos.

Nota: Este blog hacer parte del libro de Manuela Harding “En búsqueda de lo que Dios busca”. Puedes conocerlo tocando aquí.